El ejercicio físico es un gran aliado para nuestro organismo en mucho aspectos. Pero puede que las primeras veces que nos ponemos a entrenar después de una temporada sin hacer nada, no pensemos lo mismo. Sudores fríos, mareos, estomago revuelto e incluso malestar general y puede que hasta algún desmayo. Estas, son alguna de las señales que nos envía nuestro cuerpo ante los primeros minutos de ejercicios intenso. Esto no significa que hacer deporte sea una amenaza, sino que hay que conocer la importancia de individualizar el entrenamiento. Te contamos cómo funciona la homeostasis en nuestro cuerpo. Además, también cómo podemos exprimir al máximo nuestras características corporales a través de un entrenamiento individualizado.
La importancia de individualizar el entrenamiento
Para poder comprender la importancia de individualizar el entrenamiento, tenemos que entender el efecto que tiene el ejercicio sobre nuestro organismo. Para ello existe la teoría del estrés o el SGA (Síndrome General de Adaptación), que explica la reacción que tiene nuestro cuerpo cuando se le presenta un estímulo estresante, como puede ser el deporte. Y es que cada organismo va a reaccionar a su ritmo y va a tardar un tiempo determinado en pasar por las diferentes fases del Síndrome General de Adaptación o SGA.
Que se consigue con el entrenamiento recurrente
El organismo parte de una situación de homeostasis, que es la situación normal de nuestro cuerpo. El estado natural, podríamos llamarlo la zona cómoda o de confort. Y nuestra respuesta fisiológica siempre va a ser buscar de nuevo esa homeostasis, tras haber superado el periodo de amenaza. Pero es que , realizar ejercicio físico de forma continuada, lo que hace es que nuestro cuerpo se prepare biológicamente para la aparición de nuevas amenazas similares. Por ello, nuestra forma física cambia, mejora, y la homeostasis se consigue de una forma más rápida, a medida que se va incrementando la frecuencia del entrenamiento.
Nuestro organismo tiene la capacidad de aprender y adaptarse a las amenazas, porque así está diseñado. Pero no siempre va a tener resultado positivos, ni previsibles. Pueden pasar cosas diversas en función del tiempo, la intensidad y la frecuencia entre entrenamientos. Dependiendo de estas pautas, podemos tener diversas situaciones.
Sobrecompensación
Es la situación ideal cuando el objetivo es la mejora deportiva. La carga se va aumentando progresivamente para ir logrando una mejora dentro de las posibilidades, teniendo en cuenta siempre la condición física inicial y los objetivos deportivos que buscamos.
Hay que tener en cuenta la frecuencia con la que se está entrenando y respetar los descansos para poder tener una mejora óptima que se acerque a los objetivos deportivos perseguidos.
Sobreentrenamiento
Esta es la situación contraria a la anterior. Nuestro cuerpo percibe el entrenamiento como una amenaza ante la que no se ve capaz de sobrevivir. Por lo que empieza a mostrar síntomas de flaqueza, e indica al organismo que se detenga, a través de señales de alarma como sudores excesivos, dolores generales, malestar e incluso lesiones.
El sobreentrenamiento puede darse por tener demasiada carga en los ejercicios, por cometer errores en la frecuencia de los entrenamientos, no respetar los descansos o por no ser realistas con la condición física del deportista y ser demasiado exigentes con los ejercicios. Puede romper el equilibrio de nuestro organismo y alejarnos de la homeostasis que buscamos.
Estancamiento
En esta fase no hay una mejora continua ni una subida de carga ni de frecuencia dentro de los ejercicios estipulados. Dependiendo de los objetivos programados se podrá mantener el entrenamiento como tal o subir la carga o la frecuencia para ir adaptando el organismo a nuevos retos. Pero en el caso de buscar una mejora corporal en la que el organismo se ha tenido que adaptar, el estancamiento supone un éxito ya que se ha logrado alcanzar la homeostasis, sin que el entrenamiento suponga una amenaza para el cuerpo.
La importancia de individualizar el entrenamiento de forma supervisada
Siempre que adaptemos nuestro entrenamiento en base a unos objetivos, deben estar pautados por entrenadores personales. O en cualquier caso, por profesionales de fitness que conozcan los riesgos y ejercicios que podemos hacer. De esta manera evitaremos peligros, posibles lesiones, sobreesfuerzos y respetaremos al máximo las normas que nuestros organismo nos esté poniendo. Contacta con nosotros si quieres individualizar tu entrenamientos para lograr los objetivos que tú mismo quieras ponerte.